Fue una manifestación de protesta espectacular, masiva y silenciosa. Diferente de las demás organizadas por otros movimiento sociales. Por su ausencia de reivindicación política se le llamó marcha. La Marcha fue excepcional y única.
Se trataba de hacer énfasis en el interés general que iba mas allá del interés de los partidos políticos y en la voluntad de movilizar una amplia base social.
A estas alturas he recibido ya varias invitaciones para participar en la marcha contra las FARC del 4 de febrero. Al igual que muchos colombianos me he hecho la pregunta sobre si vale la pena asistir. Paralelamente, el inusitado entusiasmo que genera me recuerda la Marcha Blanca belga. No se trata entonces de generalizar a partir de lo que pasó aquí ni tampoco decir que los particularismos de cada país hacen imposible una comparación. Ya veremos que pasa.
Aquí la Marcha le dio un impulso nuevo a ciertas reformas de la justicia y de la policía. Sin embargo fue muy fugaz como “movimiento” y sería errado afirmar que tuvo una influencia duradera en el sistema político.
Un punto en común entre las dos podría encontrarse en su auge espectacular (y tal vez en su declive igual de rápido). Pareciese entonces que el fuerte carácter emotivo y su apogeo y decadencia en un corto lapso de tiempo, serian la imagen de marca de las acciones llamadas apolíticas de aquí y de allá.
Vistamos entonces de blanco el alma para salir a la calle o para quedarnos en casa pero démosles muestras de nuestra supervivencia a todos los secuestrados. No importa que solamente sea una llamarada.
Punto de encuentro en Bruselas : La Bolsa. 4 de febrero de 2008. 6 PM.
Contacto : Camila Díaz, John Freddy Fitzgerald. => nomasfarcbruselas@gmail.com