Un derechista que no se esconde

Me encontraba tratando de terminar un informe para mi jefe cuando Pierre-Yves, un colega consultor en Sistemas, entró en mi oficina. Lo primero que sentí fue el tufo que deja una copa adicional de vino después de un almuerzo ejecutivo. Pierre-Yves poco toma y me sorprendió que me interrumpiera de esa manera. No tanto porque me haya vuelto tan estricto como ellos en el respeto del tiempo de los demás. Al contrario si por algo me conocen – me aprecian o me evitan- es porque sigo siendo tan colombiano con eso. Todavía me estrello con aquellos europeos que te responden que no tienen tiempo para escucharte hablar bobadas pero 5 minutos después los encuentras en el rincón del café conversando con otros acerca de banalidades.
Volvamos a P-Y. Sin darme tiempo de soltar palabra me confesó que estaba siguiendo los resultados de las elecciones y que su voto había sido por el partido de derecha. Es algo sorprendente que un colega belga te confiese por quien vota. Luego reconoció que no se había atrevido a hablar del tema antes pues para él yo tenía cara de socialista o ecologista y no quería contrariarme.
La semana pasada Le Soir publicaba un perfil de los electores que me pareció bastante atinado. Es cierto que hay que evitar las generalizaciones pero el resultado de unas elecciones nos da, de alguna manera, una idea de cómo son los belgas. (Estás sentado al lado de un extremista de derecha, xenófobo y racista y no tienes ni la mas mínima sospecha?)
Hay dos perfiles que me interesan porque son representativos de los electores de los partidos que ganaron. El derechista y el ecologista. Empecemos entonces con el primero, Jean un derechista que no se esconde (nada que ver con mi colega Pierre-Yves, salvo que ambos votaron por la derecha) :
Defiende “la libertad de empresa y el trabajo como motor de la existencia”. Es un liberal sin complejos. Hubiera votado por Sarkozy “con los ojos cerrados”. Ve en Reynders (líder de la derecha belga) la solución francófona a la medida: “el único capaz de reactivar la economía y poner a trabajar a los parados”. Jean es de derecha y no le da pena. Para él, el Estado es “demasiado intervencionista”, el régimen fiscal “asfixiante”, la moral está en decadencia y lo que se necesita es una verdadera ruptura política: “Bélgica no puede contentarse con reformitas, clama este ingeniero de sistemas, fan de Aznavour y socio del equipo de fútbol Anderlecht. Sólo el enfoque liberal, al servicio del crecimiento económico, nos permitirá salir del marasmo”
Reivindica las penas incompresibles, desea “más cárceles” y quiere “redorar el blasón de la fuerza pública”. Le preocupa que hayan tantos jóvenes ociosos y la cuestión de la inmigración lo hace rabiar: “Demasiado laxismo, somos demasiado buenos. Un verdadero refugiado debe aprender el idioma, respetar nuestras leyes”. En su tribu de derechistas sin vergüenza, a Jean le gustaría que hubiese “más voces fuertes y personas que se atrevan”. El triunfo de Sarko lo hace soñar. Maneja un BMW (para eso trabaja duro). Es un consumidor de los que usan Palm y tienen home cinema. Adora el Club Med de Turquía pero rechaza la entrada de los Turcos en la Unión europea. Conduce a toda velocidad pero paga sus multas. Y juega al tenis para evacuar las toxinas. Un ‘homo elector’ de 2500 euros netos al mes. Un neoliberal, que no le teme a esa palabrita, sobre todo si está escrita con azul vivo*.
PD1: Por supuesto que los nombres son ficticios.
PD2: Del ecologista escribiré más adelante.
* Color del partido derechista MR