Más colombiana que francesa

El miércoles 23 de mayo anunciaban buen tiempo en París y durante los viajes de trabajo evidentemente eso es un dato importante. Uno se pregunta qué hacer durante las noches a plena luz (como si fuera de día en nuestro trópico).
Antes de comenzar la jornada del seminario al que asistía, me pasé por la oficina de información turística del hotel. Buscaba algo especial para hacer durante las noches. No traía entonces el afán del que visita París por vez primera y ansía conocer los principales monumentos.
Después de pasar en revista restaurantes y café-bares, le pregunté a la ‘niña’ cuál era el evento principal que acontecía en París en el área del hotel (muy cerca de la Alcaldía). ‘Nada especial, pero eso depende de lo que le interesa’. Le pregunté entonces si sabía de alguna manifestación cultural o política ese día por la tarde. ‘Ni idea’ respondió. Cuando le comenté sobre la marcha de la determinación por Ingrid y los demás secuestrados –lo supe gracias al periódico gratuito del metro bruselense-, me agradeció por la información, así podría indicarle a los turistas acerca del riesgo de embotellamientos y otras dificultades en la zona. ‘Ah pero Ud. es colombiano?” dijo, -siempre el acento nos delata. “Es muy triste la situación en su país” se compadeció. No sé como llegamos al tema de la nacionalidad de Ingrid pero para mi interlocutora era muy claro que ella era más colombiana que francesa y eso reducía su grado de implicación.
El tiempo pasaba y por estar conversando llegué tarde al inicio del seminario. Los organizadores hicieron la consabida indirecta para los atrasados pero no me di por aludido. Mi mente ya estaba proyectada en lo que iba a suceder esa noche.